¿Por qué leer Meditaciones de Marco Aurelio?

Escrita entre los años 170 y 180 por el emperador y filósofo romano Marco Aurelio, Meditaciones es una obra literaria que todo el mundo debería leer.

Son tantas las temáticas de la vida que toca (la condición humana, la vida, la muerte, el universo, la creación, la moralidad, la fortuna, los valores, …) que resultaría imposible encontrar a alguien a quien la lectura de estas reflexiones no ayude en algún aspecto de su existencia.

Además, se trata de un libro con una estructura clara y sencilla al que podemos acudir tanto en cinco minutos libres como si tenemos dos horas por delante.

Meditaciones – Marco Aurelio

Lo recomiendo porque te empujará a evolucionar en muchos aspectos de tu vida. ¿A qué me ha ayudado a mi?

A sentirme firme antes las adversidades.

Nada de asombro ni temor; nunca precipitación ni perplejidad, ni incertidumbre ni abatimiento, […], hombre firme más bien que enderezado.

A dejar de pensar en la gente que me molesta.

Hazte en tu interior esta cuenta: hoy tropezaré con algún entremetido, con algún ingrato, con algún insolente, con un doloso, un envidioso, un egoísta.

A vivir el momento.

Tu vida está circunscrita en un tiempo acotado. Si no aprovechares de este momento para serenar tus apetitos, pasará, y tú pasarás con él, y no volverá otra vez.

A aprender a repartir el tiempo en las distintas actividades de mi vida.

El esmero aplicado a cada acción en particular debe corresponder al valor propio y a la justa proporción de la misma. De esta guisa, no te descorazonarás, a menos que te hayas entretenido en nimiedades más de lo que convenía.

A aprender de los demás.

Mira con atención los principios que guían a los sabios, qué cosas evitan y cuáles desean alcanzar.

A saber que lo bueno no dura mucho, del mismo modo lo malo pasa rápido.

El tiempo es como un río o un raudo torrente, que arrastra los acontecimientos. Apenas una cosa salta a la vista, es arrastrada; aparece otra a su vez, y es arrastrada con igual prontitud.

A ayudar a los demás

El hombre que favoreció a otro no debe intentar beneficiarse, sino pensar cómo le servirá otra vez, imitando a la vid que a su tiempo vuelve a llevar la uva.

A no ser envidioso.

La mejor forma de vengarte de los que te injurian es que no les imites.

A pedir ayuda cuando es necesario.

No te desazones por la ayuda ajena. Lo que te incumbe es cumplir con tu deber, como conviene al soldado asaltar la muralla. ¿Qué harías si por una cojera no pudieras escalar por ti solo las almenas, y te fuera posible con la ayuda de otro?

A aguantar mejor.

El dolor no es insufrible ni eterno, si te acuerdas de sus límites y no lo imaginas mayor de lo que es en realidad.

A realizar mis actos con más reflexión.

En cada una de tus acciones, hazte la pregunta: ¿No tendré luego que arrepentirme de ello?

A enfocar los problemas de otra forma.

De la misma manera que la naturaleza se apodera de todo obstáculo que se le opone en el camino y lo convierte en provecho suyo, colocándolo en el orden de su destino y haciéndolo su parte, de igual suerte el ser racional puede hacer que todo obstáculo le sea materia de virtud y valerse del mismo según le acomodare.

A lidiar con todo tipo de personas.

Los hombres han nacido los unos para los otros: tú, pues, o instrúyelos o aguántalos.

A escuchar y a abrirme.

Penetra en la mente de cada uno, y permite a otro cualquiera que se introduzca en la tuya.

A no juzgar.

Hoy me eximí de todo estorbo, o por mejor decir, sacudí de mí todo estorbo, visto que el mal no estaba fuera, sino en mi interior, en mis opiniones.

A estar abierto a cambiar de opinión.

La cesación de una actividad, la suspensión y, por así decirlo, la muerte de un impulso, de una opinión, no son mal alguno.

A informarme mejor.

Si es que alguno ha delinquido, ahí está su mal. Pero tal vez no delinquió.

Y a alcanzar la felicidad.

El hombre feliz es el que labra una buena fortuna; y una buena fortuna no consiste en otra cosa que en las buenas inclinaciones del alma, los buenos deseos y las buenas acciones.

Meditaciones de Marco Aurelio, un libro perfecto para leer, releer y regalar.

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