Aprender leyendo

Con quince años no te interesa prácticamente nada, con veinte años solo te interesa aprobar las asignaturas de la carrera (o de aquello en lo que te estés formando) y con veinticinco años ya empiezas a interesarte por la historia, la cultura, el arte… pero te das cuenta que has llegado a los treinta y estás ansioso por aprender. Sin embargo, no sabes por dónde empezar.

Hay muchas formas de aprender sobre cualquier tema. La más clásica es buscar información y empaparte, si bien son tantos los temas que nos pueden llegar a interesar que ¿por dónde empezamos?.

Pues bien: yo propongo hacerlo a través de la lectura añadiendo una pizca de curiosidad durante nuestro proceso lector. Y es que los libros están plagados de detalles sobre los que, si profundizamos, iremos empapándonos poco a poco.

Como ejemplo, hace unas semanas terminé El mundo de ayer, la maravillosa autobiografía de uno de mis escritores favoritos: Stefan Zweig. Pues bien, a lo largo de sus páginas encontramos infinidad de datos y anécdotas sobre historia, arte, literatura, política… y en cada momento fui parándome y consultando lo que allí se contaba. Terminé el libro con gran disfrute pero además me enriqueció culturalmente una barbaridad.

Por este motivo, si alguien está interesado en un tema en particular puede leer ensayos (¡por supuesto!) aunque también le recomiendo alguna novela en la que la trama tenga relación con ese mundo.

Ejemplos hay muchos otros: Si te interesa la astronomía puedes leer De la Tierra a la Luna, si te interesa el arte puedes leer La tabla de Flandes, o si te interesa la pesca puedes leer El viejo y el mar.

Eso sí, tienes que añadir esa pizca de curiosidad para que la receta funcione.

¿Cómo lo ves? ¡Ya no tienes excusa para dejar de aprender!

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