Hoy vamos a hablar sobre esos libros que, una vez empezados, no quieres dejar de leer hasta acabarlos. No quieres salir de casa, no quieres ver la tele, no quieres ir a ese plan al que te habías comprometido. Solo quieres leer una página más.
Y para ello voy a hablar de tres obras completamente distintas pero con una cosa en común: te atrapan y no te sueltan.
Con la primera autora no seré muy original pero es que Agatha Christie no se podía quedar fuera de esta lista.
Por distintas razones, ocho personas llegan a una isla en la que se encuentran otras dos más: mayordomo y cocinera.
Todos han sido invitados por el misterioso U. N. Owen y se conocerán durante la primera cena en cuyo centro de mesa se encuentran diez figuritas de porcelana.
Pronto morirá uno de ellos en extrañas circunstancias pero lo más extraño no será esa muerte.
Contemplaba las figurillas de porcelana, puestas sobre la mesa. Se decía: «¡Esto es extraordinario! Hubiera jurado que había diez»
Las muertes se siguen sucediendo al tiempo que se va revelando el oscuro pasado de todos los integrantes de la isla y nos hacemos partícipes de la búsqueda del causante de las muertes.
Creo que míster Owen es uno de nosotros.
Según se acerque el final del libro, más intrigado se encuentra el lector buscando el desenlace que resultará ser maravilloso.
Nos vamos ahora a una novela de ciencia ficción que demuestra que no solamente se puede intrigar uno con el género de suspense.
Estamos en el año 2130. Las computadoras de Vigilancia Espacial (proyecto creado cincuenta años antes tras la destrucción de varias ciudades italianas por un asteroide) detectan un extraño objeto que se acerca a la tierra, mientras se encontraba todavía fuera de la órbita de Júpiter. Fue bautizado Rama.
Su cuerpo formaba un cilindro tan geométricamente perfecto que bien podía haber sido trabajado en un torno.
Rápidamente se manda a un grupo de personas para investigar la procedencia del objeto así como sus intenciones.
Tal vez no tengamos intenciones malévolas hacia un hormiguero, pero si deseamos construir una casa en el mismo lugar…
A cada paso de la expedición se encuentran cosas más extrañas lo cual nos mantendrá absolutamente enganchados a las páginas.
Ningún otro hombre, desde que Howard Carter se asomó por primera vez a la cámara mortuoria de Tutankamón, pudo haber conocido un momento como ése. No obstante, la comparación resultaba casi ridículamente grotesca.
¿Se acercarán a nuestro planeta con intenciones hostiles?
Hemos estado en una isla con extraños asesinatos e investigando un raro objeto que se aproximaba a la tierra, sin embargo, no hace falta tanto para atrapar al lector.
Y eso es lo que consigue Stefan Zweig con una novela aparentemente sencilla aunque tremendamente compleja en sus repercusiones.
La historia trata de Irene, una mujer que lo tiene todo con una vida (aparentemente) feliz pero se da cuenta que posee un enorme vacío y decide meterse en una relación con otro hombre para intentar llenar ese hueco en su vida.
La saciedad puede ser tan estimulante como el hambre.
Sin embargo es fruto de una chantajista que le pide más y más a cambio de ocultar la información sobre su infidelidad.
Lo interesante no es la evolución de la trama (que también) sino la evolución de Irene durante todos estos sucesos y los sentimientos que va experimentando.
Ahora que estaba a punto de perder todas esas cosas, se daba cuenta por primera vez de que formaban parte de ella, más aún, se podría decir que eran la esencia de su vida.
La historia te engancha más y más y hace que nos pongamos en la piel de su protagonista a cada página.
Sin duda tres libro para devorar.